Volvamos atrás en el tiempo. Exactamente 3 años atrás. Volvamos
al 23 de junio del 2014, al Mundial de Brasil. La selección española jugaba su
último partido ante Australia, un partido sin relevancia porque ya teníamos las
maletas hechas para volver a España. Sin embargo, en ese partido pasó algo
especial y triste a su vez: en el minuto 36 David Villa hizo el que sería su
último gol con la Roja, de espuela, un auténtico golazo. Tras ello, con el
gesto serio, se levantó la camiseta y se puso a dar besos al escudo, besos de
despedida.
Vicente Del Bosque decidió cambiarle por Mata en el minuto
57, y el guaje se fue visiblemente afectado al banquillo, donde se tapó la cara
con las manos, yendo sus compañeros a consolarle.
En teoría, aquí terminaba el idilio de Villa con la
selección. Una relación amorosa que dejó 59 goles en 97 partidos. Sin embargo,
David nunca perdió la esperanza. Era consciente de que yéndose a la MLS sería
muy difícil volver a enfundarse la Roja, pero tampoco sería imposible. Y
sucedió. El 25 de agosto, Julen Lopetegui volvió a llevarle a una convocatoria,
para afrontar los partidos ante Italia y Liechtestein.
Nadie en España esperaba algo así, y la gran inmensa mayoría
se alegró de la noticia. Por suerte o por desgracia, España no ha sabido
encontrar a un jugador como David Villa:un líder, un goleador nato. Lo está
demostrando en la MLS siendo el mejor jugador de dicha competición, está en
forma y su olfato goleador sigue intacto. Es justo lo que necesitamos para
volver a recobrar la ilusión en un equipo que no está atravesando su mejor
momento.
Y él también ha recobrado la ilusión. A su llegada a la
concentración se le veía especialmente feliz, y como dijo él: “en una nube”.
Además, sigue albergando la misma humildad que cuando apenas había debutado,
ahora convertido en leyenda. En rueda de prensa dijo que para nada sería una
decepción no jugar, “he echado de menos esto cada día”, “voy a dejarme la vida
para ayudar”, fueron algunas de sus declaraciones, que denotan la felicidad del
7 de España estos días.
Villa y Saúl llegan a la concentración. Fotografía: Mariscal (EFE)
El día 2 de septiembre despejaremos muchas de las
incógnitas: ¿será titular?¿marcará algún gol?¿le ovacionará el Bernabéu? Aún
no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Villa ha vuelto, y esperemos que para
seguir dándonos muchas alegrías. ¡Bienvenido a casa, guaje!